Los buceadores somos en cierta medida una comunidad mundial. Nos apasiona nuestro deporte y en general nos gusta socializar con nuestros similares. Integramos sin saberlo una tribu urbana [1] bastante particular.
Como todo grupo heterogéneo, hay integrantes, en este caso buceadores, de todo tipo. Y también como en todo grupo heterogéneo los que hacen más ruido tienden a hacerse ver más. Esto tiene la connotación negativa de hacer creer a los menos ruidosos que los que hacen ruido son la mayoría o la norma, y los menos ruidosos la excepción. No es cierto.
También parecería, a primera vista, que algunos buceadores son un poco intransigentes y algunas veces prepotentes para con aquellos que no piensan como ellos. Se ve claramente en foros e hilos de discusión; los defensores de las verdades sagradas atacando a los herejes y paganos. Pero esa no es una característica exclusivamente nuestra, sino que parece ser un mal de todo grupo [2], que está relacionado más a como somos nosotros mismos como individuos, que al grupo al que pertenecemos.
Una actitud más apacible para con aquellos que osan discrepar con nuestras verdades pasará por comprender y aceptar que ni somos los mejores ni las sabemos todas. Podemos estar equivocados en mil cosas y sin duda hay formas mejores de hacer lo que hacemos. Debemos esforzarnos en descubrirlas. Para ello es importantísimo tener una actitud abierta para con nuestros similares. De esa forma todos podremos aprender de casi todos los demás cosas útiles, y que en nuestra actividad en concreto podrían llegar a salvarnos la vida. Ser cerrado, necio, altanero y sobervio podría costarnos la vida.
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[1] Este término no es invento mío. Una tribu urbana es una subcultura que agrupa a determinados individuos que comparten gustos, creencias, ideologías, etc.
[2] Recientemente observé en un foro de paracaidistas como patoteaban a lo que parecía ser un novato que se decía poseedor de gran experiencia, tal vez sin hacerlo, por opinar lo que para mi, que no soy paracaidista, me parecía un poco lógico (creo que la pregunta concreta que el hereje había hecho era el porqué no era más común el uso de cascos). Enseguida me entró gran alegría porque comprobé explícitamente que no somos los buceadores los únicos que incurrimos en ese tipo de procederes.